miércoles, 27 de febrero de 2013

Funcionamiento interno de los partidos.



Resulta intrigante el funcionamiento interno de los partidos. Ya sé que se rigen por estatutos, normas, compromisarios y demás conceptos afines. Pero a pesar de todo yo no comprendo cómo ciertas personas de méritos muy pobres, adquieren notable influencia o directamente acceden a la cúspide. Habría que sumergirse en esos entramados de concesiones, favores, promesas y traiciones para poder llegar a entenderlo. Desde fuera servidor no lo asimila. Debe ser que soy corto de entendederas.

Semanas atrás vuelve a salir elegido Louzán como presidente provincial del PP. Sin la más mínima oposición. Sin autocrítica. Sin vaselina. Sin nada de nada. El que se mueve no sale en la foto y el que manda soy yo. ¿No había nadie mejor? ¿Algún díscolo con un mínimo de orgullo? Mucho miedo a perder la mamandurria es lo que hay. La imagen que se transmite al electorado es penosa. Allá ellos.

Otro misterio todavía más grande es el caso de Antón Louro,  especialista como nadie en que le llueva, ponerse de perfil y, sobre todo, cobrar como nadie durante lustros del erario público. Desconozco si tiene más virtudes pero hay que reconocer que las anteriores son más que notables. ¿Qué mecanismos internos posibilitan su reelección e impiden un cambio generacional? ¿Qué contrapartidas lo hacen posible? Inexplicable; más teniendo en cuenta el descontento que había en las bases. Pero aquí no pasa nada. Volverá a salir.

Lo que no es ningún misterio es el caso de Lores. Pontevedra se ha convertido en la aldea de Asterix en la que el BNG mantiene su  cuota de poder y hay que aguantar como sea. El problema es el carallazo en las autonómicas y las nuevas bocas que alimentar, que se tienen que refugiar aquí. Me acuerdo de la bilis que segrega Lores cuando le mentan a Beiras. ¿Que hay que colocar a alguien? Se tira del presupuesto público y arreglado. Y si hay que dejar sin pagas a la oposición, mejor que mejor. Total ya hemos renunciado a la justicia social y somos más señoritos que la derecha más rancia de Pontevedra, que son nuestros votantes más fieles. Y sin haber pisado el Liceo Casino ni la Plaza de Toros, oiga.

viernes, 22 de febrero de 2013

Menos de los Goya y más transparencia.


En esta semana me ha llamado la atención unas declaraciones de una conocida política pontevedresa sobre la celebración de la gala de los Goya del cine español. Venía a decir más o menos, que era una gala machista por esto y lo otro. No seré yo quien lo confirme o lo desmienta, simplemente me la trae al pairo toda esa pandilla de falsarios que generalmente hacen un cine sectario y cutre.

Lo que sí nos interesaría más a todos, en aras a la transparencia que tanto parece promover últimamente la casta política, serían sus ingresos como Delegada de la Zona Franca de Vigo, que parece ser que son superiores al mismísimo Presidente de la Xunta.

Vaya por delante que no es nada personal. Se trata de informarse y si procede corregir excesos heredados. Y como este ejemplo, cientos. Que al igual que no hay maquinaria compleja de fricción que resista sin lubricante, tampoco hay estructuras políticas que funcionen sin transparencia.

Si alguien quiere averiguar el nombre de la política, basta con completar autodefinido inferior.
 




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Fila 1: Nombre de pila de mística española del S.XVI.
Fila 2: Apellido del anterior Alcalde de Pontevedra.
Fila 3: Jugador canario de la selección española.




miércoles, 20 de febrero de 2013

Ciudad de los Premios enferma.







No puedo dejar de referir una anécdota que muestra bien a las claras la división y la insolidaridad de la sociedad de la Ciudad de los Premios. Sucedió en una de las emisoras de radio locales:

Estando en directo en el estudio el señor Lores, llama un individuo de la Avd. de  Lugo. Éste comienza a exponerle al alcalde que había en esa zona una docena de comerciantes “montando follón”, mientras que  ellos simplemente  se preocupaban por los accesos y la viabilidad de sus negocios. Pero a él estos le molestaban porque quería que su zona se “humanizase” como el resto de la villa; que total los comerciantes se podían marchar a otro lugar, que tenía derecho a ello porque llevaba toda la vida allí.

Es difícil imaginar un trato más ruin hacia sus convecinos  comerciantes. ¡Comerciantes! Sí, ¡comerciantes! ¡Habrase visto tal lacra para lo sociedad!  No maleantes, traficantes y demás gente de mal vivir. ¡Comerciantes, cual hijos de Caín!

Pues sí caballero. Gente que intenta sobrevivir y  te da  servicio además de pagar sus impuestos. Impuestos que van a las arcas públicas para intentar paliar miles de calamidades y a ti sólo te interesa tu propia comodidad, la de los señoritos insolidarios. Es como escupirles a la cara.

La Ciudad de los Premios, otrora Pontevedra, está enferma. Con actitudes así es imposible levantar cabeza. El consuelo es que esta situación de privilegiados no va a ser eterna. Y llegada la hora soltaré una gran carcajada al veros caer en la misma miseria a la que nos habéis condenado. Y seré el hombre más feliz de Pontevedra; que volverá a llamarse Pontevedra al igual que  Leningrado volvió a llamarse San Petersburgo.

 

De "albañí" a comerciantes. De lo más bajo de la sociedad de la Ciudad de los Premios.