miércoles, 20 de febrero de 2013

Ciudad de los Premios enferma.







No puedo dejar de referir una anécdota que muestra bien a las claras la división y la insolidaridad de la sociedad de la Ciudad de los Premios. Sucedió en una de las emisoras de radio locales:

Estando en directo en el estudio el señor Lores, llama un individuo de la Avd. de  Lugo. Éste comienza a exponerle al alcalde que había en esa zona una docena de comerciantes “montando follón”, mientras que  ellos simplemente  se preocupaban por los accesos y la viabilidad de sus negocios. Pero a él estos le molestaban porque quería que su zona se “humanizase” como el resto de la villa; que total los comerciantes se podían marchar a otro lugar, que tenía derecho a ello porque llevaba toda la vida allí.

Es difícil imaginar un trato más ruin hacia sus convecinos  comerciantes. ¡Comerciantes! Sí, ¡comerciantes! ¡Habrase visto tal lacra para lo sociedad!  No maleantes, traficantes y demás gente de mal vivir. ¡Comerciantes, cual hijos de Caín!

Pues sí caballero. Gente que intenta sobrevivir y  te da  servicio además de pagar sus impuestos. Impuestos que van a las arcas públicas para intentar paliar miles de calamidades y a ti sólo te interesa tu propia comodidad, la de los señoritos insolidarios. Es como escupirles a la cara.

La Ciudad de los Premios, otrora Pontevedra, está enferma. Con actitudes así es imposible levantar cabeza. El consuelo es que esta situación de privilegiados no va a ser eterna. Y llegada la hora soltaré una gran carcajada al veros caer en la misma miseria a la que nos habéis condenado. Y seré el hombre más feliz de Pontevedra; que volverá a llamarse Pontevedra al igual que  Leningrado volvió a llamarse San Petersburgo.

 

De "albañí" a comerciantes. De lo más bajo de la sociedad de la Ciudad de los Premios.






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